Bitácora de Viaje: Cumpliendo sueños… Superando miedos

Este verano aún no salgo de vacaciones, he tenido que soportar este terrible clima de Santiago, pero no me importa porque quedan dos semanitas para salir de vacaciones y para contarles nuevas aventuras en esta sección llamada «Bitácora de Viajes». Pero hoy quiero contarles de mis vacaciones del año pasado que fueron soñadas. Dentro de mi lista de sueños (creo que algún día se los mostraré) estaba bañarme en aguas turquesas y lo cumplí, me fui directo al caribe de San Andrés de Colombia y además experimenté una de las mayores y más terribles situaciones que jamás pensé que me atrevería a vivir.

Llegando a San Andrés

Partimos un jueves bien tempranito, lamentablemente tuvimos problemas con el avión así que debimos esperar 4 horas para tomar el avión. Horrible. Llegamos a San Andrés de noche, cuando se suponía que llegaríamos tipo 16:00 hrs así que perdimos un día de sol, pero daba igual, ya estábamos allá y el hotel era realmente hermoso. Hermoso!.

El primer día fue de solo disfrutar, cumplir mi sueño de estar nadando en agua turquesa y estar sentada en arena blanca (sigo odiando la arena, sea blanca, café, morada). En el hall del hotel habían estos enormes sillones redondos que eran exquisitos, recuerdo que nos acostamos y nos quedamos dormidos de inmediato, algo tenían esos sillones.

El agua realmente es exquisita, yo jamás me había bañado en una playa (solo en Brasil), pero acá en Chile las playas son tan heladas que con suerte me metí una vez en Guanaqueros y sería, en cambio allá en San Andrés el agua era exquisita, ni si quiera era necesario hacer el típico show para entrar al agua, recuerdo que yo entraba y de una shum para adentro.

Esa fue mi primera piña colada the real, tenía un sabor que es imposible reproducir, era demasiado exquisita. obviamente cuando la preparan te preguntan si la quiere para niña o para niño jajaj yo obviamente dije para niña no quería estar mareada el primer día de Caribe.

 Acuanautas

Cuando me ofrecieron este tour lo primero que dije «yo quieroooo», pero después me comencé a asustar un poco, miraba las fotos y pensaba «creo que no seré capaz», pero debía DEBÍA hacerlo y soy de las que me gusta tener por lo menos una experiencia GUAU en mis vacaciones y esta jamás se me olvidará.

Comencemos contando de que me da un poco mucho miedo el mar y estar bajo el mar (a lo sirenita) me da terror y los acuanautas se trataba de eso, te ponían una escafandra muy tecnológica por cierto que pesaba 30 kg, tenía una pequeña manguera que era la encargada de proporcionarte oxigeno, era un mínimo de oxígeno, pero el suficiente para mantenerte vivo. El encargado nos explicaba que nos pondría la escafandra y de inmediato nos hundiríamos por el hecho de que el peso nos haría eso automáticamente, de ahí comenzábamos a bajar por un cordel que nos ayudaba a bajar y bajar hasta el fondo del mar. Fui la última porque de verdad tenía un poco de miedo, miedo a desesperarme, miedo a no respirar (estúpido miedo) y miedo a una estatua enorme que había, porque le tengo fobia, terror a las cosas muy grandes las cuales siento imponente.

Bajé muy tranquila, ahí me esperaba mi pareja que estaba muy preocupado todo el rato. El encargado era un Colombiano negrito muy simpático que nos pasaba erizos para sacarnos fotos, nos daba comida de pescado para llenarnos de pescado (mientras el sacaba fotos y grababa) y al final una gran foto con una estatua de Zeus que ha estado ahí enterrada por años y era un miedo aiii atro.

Tuve una mala experiencia con esos peces, porque nos dieron comida para alimentarlos y así podían sacar lindas fotos, pero un poco de comida se posó en mi pierna y varios peces se dieron cuenta y fueron directo a mi pierna y me mordieron, muerden fuerte, en serio y quedé llena de marcas y mordidas de peces. Súper linda.

A pesar de todo ello, fue una linda experiencia, superé un miedo y eso me encantó, aunque al final ya me molestaba respirar con tan poquito aire y necesitaba onda respirar mucho mucho y muy ondo, pero a pesar de todo eso (anécdotas para contar) quedé demasiado feliz.